Publicado originalmente en http://www.paispolitico.net [Segunda parte]

Alianza País y Opción Democrática, liderados por Guillermo Moreno y Minou Tavárez Mirabal, respectivamente, anunciaron al país, en un rueda de prensa celebrada el día 4 de abril de 2019, que habían decidido unir esfuerzos, fusionarse en una sola organización  con la meta de convertirse «en una instancia política con vocación de poder» y como «una respuesta entusiasta ante el clamor de la sociedad que demanda la unidad de las fuerzas progresistas y democráticas».

Los diputados José Horacio Rodríguez (OD), y Pedro Martínez (AlPaís), a pesar del rompimiento, mantendrán la unidad como bancada en la Cámara de Diputados.

A pesar del sabor amargo dejado por pasadas experiencias «unitarias» de grupos progresistas que terminaron siempre en fracaso y nunca fortalecieron ninguna de las fuerzas participantes, el anuncio de AlPaís y Opción Democrática fue recibido con entusiasmo en amplios sectores de espíritu democrático del país que vieron en el gesto político un acto sensato y de madurez, pues las condiciones y las exigencias del sistema electoral vigentes imposibilitaban que por sí solas ninguna de las dos organizaciones pudieran tener una participación electoral, y mucho menos alcanzar algún puesto municipal o congresual.

A todas luces, como lo ha dicho el diputado José Horacio Rodríguez y reiterado Guillermo Moreno, en los hechos no se dio la fusión, y más bien continuaron existiendo dos estructuras, con métodos de trabajo propios y visión diferentes.

Tras leer las aclaraciones hechas por el líder aliancista, y contrastarla con las quejas de los disidentes, en realidad luce que la disolución de la «fusión» se concretizó porque no podían coexistir dos fuerzas en un mismo techo, y era mejor «cortar por lo sano» antes que sacara músculos el monstruo grande de las luchas internas que sería lógico surgieran en los siguientes meses, en los que se deberá escoger las candidaturas para participar en el torneo electoral de 2024.

En mi opinión, la fusión no se produjo ni por mal manejo de los recursos —a muy pocos se les ocurre dudar de la integridad de Moreno—, ni por diferencias en el método de trabajo y problemas de «cultura y disciplina», pues si dos militancias se parecen en el espectro político dominicano, son precisamente los aliancistas y los opciondemócratas u odecistas.

Lo que sí parece es que, como en otras circunstancias y ensayos unitarios, se impusieron los celos, la falta de auténtica vocación de poder que siempre ha acusado la izquierda criolla, y el predominio del individualismo y el protagonismo.

Si bien es cierto que Alianza País surgió con el criterio de unificar todo «lo que quedaba» de la otrora influyente izquierda dominicana, el hecho de que los demás grupos se deban someter a las reglas ya establecidas en AlPaís, siempre será un elemento de difícil absorción para muchos militantes y dirigentes, que de alguna manera podrían sentir que viven bajo techo y reglas ajenas.

Quizás haber conciliado esas reglas entre las dos fuerzas pudo haber limitado algunas asperezas, pero no iba a evitar el mal mayor, ese que ha evitado ver concretadas, una y otra vez, las aspiraciones de una parte de la sociedad dominicana de tener una real fuerza alternativa, con capacidad para poblar el Cogreso de diputados y senadores como José Horacio, Pedro Martínez o Fidelio Despradel; o dirigir cabildos, hasta finalmente convertirse en una real fuerza con opción a conquistar la Presidencia de la República.

Ahora, tras la ruptura «por mutuo consentimiento», ambas fuerzas se debilitan, y las posibilidades de mantener y hacer crecer la presencia progresista en el Congreso Nacional lucen al menos improbables.

Queda la esperanza del reencuentro, remoto, pero siempre posible, porque al final, para muchos dominicanos y dominicanas no es opción resignarse a que el sector progresista le ceda el paso a la ultraderecha, que luce envalentonada, corriendo sola y esparciendo ideas que solo traerán como consecuencia la permanencia de los males que ella misma ha creado, y obstaculizando el avance democrático de nuestro país.